miércoles, 14 de noviembre de 2012

¿Cuántos dedos hay?

Para desesperación de mi madre y de mis antiguos profesores, no se me dan nada bien las matemáticas; siempre he tenido dificultades con los problemas de trenes, y mi agilidad mental para hacer cálculos sencillos es terriblemente catastrófica. Y aunque es bien sabido que mal de muchos es consuelo de tontos, parece que no soy la única que tiene problemas al contar cuando el número excede el de los dedos de las manos. Lo compruebo cada vez que hay una manifestación ciudadana.

Comprendo que es casi imposible decir con exactitud cuántas personas hay en una concentración masiva, porque suelen ocupar varias calles principales de un centro urbano.  Por eso mismo nadie se lo exige. Nos haríamos una idea aunque hubiese un margen de error de unos cientos de personas. O incluso de algunos miles. Pero oigan... ¡es que la diferencia de cifras clama al cielo!

Y no dirán que quien cuenta es algún jovenzuelo con los estudios secundarios aún por terminar. No señor. Cuenta quien tiene que contar. Pero nada, que no hay manera. Si una fuese malpensada, podría elucubrar alguna intención poco honesta en estos desatinos. Pero como yo misma tampoco soy un lince en las lides matemáticas, prefiero elevar desde aquí una humilde propuesta a quien corresponda: en la próxima manifestación, que seguro que la habrá, repartan dorsales como en la San Silvestre vallecana. Seguro que el contador oficial de multitudes les quedará eternamente agradecido.

Los sindicatos cifran en 100.000 los asistentes y la policía en 35.000



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